No se trata de ilusión, sino de fe

Dicen que hoy, cuando se celebra el Sorteo Extraordinario de Navidad, es el día de la ilusión. Más bien habría que decir que es el día de la desilusión, porque la inmensa mayoría de los participantes acaban igual que antes del sorteo, o mejor dicho, con 20 euros menos en el bolsillo. Ilusionarse con cualquier cosa es fácil, sobre todo con una expectativa de dinero que año tras año se resiste a llegar. En general, lo que ilusiona, acaba defraudando. Sólo Dios no defrauda. La ilusión pasa, mientras que la fe es eterna. Como decía Chesterton: “Cuando no se cree en Dios, se está dispuesto a creer en cualquier cosa”.

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