Situada en la Plaza de España, la Parroquia de Nuestra Señora de Belén es un edificio de origen mudéjar tardío (siglo XVI), reformado en el Renacimiento (siglo XVII).
Se compone de tres naves separadas por columnas dóricas que sostienen arcos de medio punto. Destaca el espléndido retablo mayor de estilo rococó, realizado en 1764 por Francisco Díaz. En él se venera la bellísima imagen de Nuestra Señora de Belén, obra anónima de finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII colocada en la hornacina principal. La talla fue restaurada en 1990 por Juan Miñarro tras los daños sufridos en el incendio del altar mayor de la Parroquia en 1990.
A la derecha y a la izquierda de la Virgen de Belén pueden verse también las imágenes de San Joaquín, San José, Santa Ana y Santa Teresa de Jesús, de trazas barrocas.
En la nave de la derecha, podemos ver al Cristo de la Vera-Cruz, de autor desconocido y del siglo XVI, hecho en pasta y restaurado por Francisco Berlanga de Ávila en 1983 al presentar un cuadro general de deterioro interno y pérdida de policromía. En 1990 se vuelve a restaurar la imagen por el mismo imaginero tras sufrir un grave incendio el altar mayor de la Parroquia donde se encontraban los Titulares de la Hermandad Sacramental.
También en la nave derecha se encuentra la imagen de San Ginés, y en el Sagrario puede verse a la Virgen de los Dolores, imagen de candelero de 1816 obra Juan de Astorga. A principios de 1990 se encarga la restauración del rostro de la imagen a Francisco Berlanga de Ávila por la aparición de una grieta. Meses más tarde, tras sufrir el aparatoso incendio del Altar Mayor, se encarga la reconstrucción de la imagen a Juan Miñarro. En la nave de la izquierda, se encuentra la imagen de Nuestra Señora del Rosario, del siglo XVIII.
En cuanto a sus obras pictóricas, la más destacada es quizá “La Ascensión de Cristo”, fechada en 1725 y obra del gran pintor sevillano Domingo Martínez. Tiene unas dimensiones de 1,75 metros de alto por 1,38 metros de ancho, y se encuentra en la zona izquierda del Altar Mayor de la iglesia. La obra destaca por los llamativos colores que despliega en ella el autor, así como por su tono refinado, elegante, idealizado y algo neomanierista, lo que distancia esta obra de la tradicional escuela murillesca anterior. La dulzura del rostro de Cristo, el atrevimiento del rojo del manto que lo envuelve por arriba, los colores tornasolados del paño del ángel de la izquierda y los multicolores de los angelitos que revolotean al pie del grupo principal, son todos ellos rasgos propios de la labor del artista.
Por otro lado, en la capilla bautismal hay una pintura de la Virgen de Belén, y un hermosísimo cuadro representando el Entierro de Santa Catalina, atribuido al círculo de Zurbarán.
La torre de la Parroquia fue restaurada en el año 2006.
Se compone de tres naves separadas por columnas dóricas que sostienen arcos de medio punto. Destaca el espléndido retablo mayor de estilo rococó, realizado en 1764 por Francisco Díaz. En él se venera la bellísima imagen de Nuestra Señora de Belén, obra anónima de finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII colocada en la hornacina principal. La talla fue restaurada en 1990 por Juan Miñarro tras los daños sufridos en el incendio del altar mayor de la Parroquia en 1990.
A la derecha y a la izquierda de la Virgen de Belén pueden verse también las imágenes de San Joaquín, San José, Santa Ana y Santa Teresa de Jesús, de trazas barrocas.
En la nave de la derecha, podemos ver al Cristo de la Vera-Cruz, de autor desconocido y del siglo XVI, hecho en pasta y restaurado por Francisco Berlanga de Ávila en 1983 al presentar un cuadro general de deterioro interno y pérdida de policromía. En 1990 se vuelve a restaurar la imagen por el mismo imaginero tras sufrir un grave incendio el altar mayor de la Parroquia donde se encontraban los Titulares de la Hermandad Sacramental.
También en la nave derecha se encuentra la imagen de San Ginés, y en el Sagrario puede verse a la Virgen de los Dolores, imagen de candelero de 1816 obra Juan de Astorga. A principios de 1990 se encarga la restauración del rostro de la imagen a Francisco Berlanga de Ávila por la aparición de una grieta. Meses más tarde, tras sufrir el aparatoso incendio del Altar Mayor, se encarga la reconstrucción de la imagen a Juan Miñarro. En la nave de la izquierda, se encuentra la imagen de Nuestra Señora del Rosario, del siglo XVIII.
En cuanto a sus obras pictóricas, la más destacada es quizá “La Ascensión de Cristo”, fechada en 1725 y obra del gran pintor sevillano Domingo Martínez. Tiene unas dimensiones de 1,75 metros de alto por 1,38 metros de ancho, y se encuentra en la zona izquierda del Altar Mayor de la iglesia. La obra destaca por los llamativos colores que despliega en ella el autor, así como por su tono refinado, elegante, idealizado y algo neomanierista, lo que distancia esta obra de la tradicional escuela murillesca anterior. La dulzura del rostro de Cristo, el atrevimiento del rojo del manto que lo envuelve por arriba, los colores tornasolados del paño del ángel de la izquierda y los multicolores de los angelitos que revolotean al pie del grupo principal, son todos ellos rasgos propios de la labor del artista.
Por otro lado, en la capilla bautismal hay una pintura de la Virgen de Belén, y un hermosísimo cuadro representando el Entierro de Santa Catalina, atribuido al círculo de Zurbarán.
La torre de la Parroquia fue restaurada en el año 2006.
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