No hace falta que te alaben
bellísima Perla entre rubíes,
porque todo el mundo sabe
por lo que tu Hijo sonríe.
Con su manita acaricia
con Divina Majestad
a la criatura más pura
que vió la cristiandad.
No hay mayor locura
para el mortal humano
que rozar tu manto
o poder besar tu mano.
Dulce del Espíritusanto,
los ojos no se cansan de mirarte
¡flor blanca de pureza!
ni los corazones de amarte.
Pero qué gran tristeza
¡Madre! no verte la cara
si Virgen más bella no cabe
aún coronada con tiara.
Y ya todos saben
que no hay Patrona semejante
por más que yo imagine
como la que es Reina y Señora
de esta villa de Gines.
bellísima Perla entre rubíes,
porque todo el mundo sabe
por lo que tu Hijo sonríe.
Con su manita acaricia
con Divina Majestad
a la criatura más pura
que vió la cristiandad.
No hay mayor locura
para el mortal humano
que rozar tu manto
o poder besar tu mano.
Dulce del Espíritusanto,
los ojos no se cansan de mirarte
¡flor blanca de pureza!
ni los corazones de amarte.
Pero qué gran tristeza
¡Madre! no verte la cara
si Virgen más bella no cabe
aún coronada con tiara.
Y ya todos saben
que no hay Patrona semejante
por más que yo imagine
como la que es Reina y Señora
de esta villa de Gines.
Del blog http://leondelasindias.blogspot.com
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